¿REALMENTE ES POSIBLE SER FELIZ?
Aug 03, 2022¿Qué es la felicidad? este concepto es complejo porque puede variar para cada persona. Son muchos los filósofos que han dado una respuesta a esta pregunta. Según Friedrich Nietzsche (1844-1900) la felicidad “Es el sentimiento de que el poder crece, de que una resistencia ha sido vencida”. Es decir, cuando nos damos cuenta de que hemos superado aquello que de alguna forma nos oprimía, somos felices.
John Stuart Mill (1806-1873) decía: “He aprendido a buscar mi felicidad limitando mis deseos en vez de satisfacerlos”. Stuart Mill plantea la felicidad como conformidad con lo que se posee. Por su parte el emperador romano Marco Aurelio (121 d.C.-180 d.C) muchos siglos antes, dice que la “felicidad de tu vida depende de la calidad de tu pensamiento”, y esto puede ser tomado como un medidor de la felicidad. Marco Aurelio relaciona vida y pensamiento, hacer y pensamiento. Podemos seguir citando definiciones, pero si quieres saber si eres feliz, debes encontrar tu propia comprensión de la felicidad a partir de tu vida, de tu hacer concreto. Particularmente me agradan mucho las definiciones de Siddhartha Gautama (563-483 a.C 483-368 a.C) él expresa “No hay un camino a la felicidad: la felicidad es el camino”. Buda plantea que la felicidad no es llegar a la meta, sino el mismo recorrido hacia ella. Con esto nos acercamos al concepto de experiencia. La felicidad no es solo un asunto de conceptos. También es hacer, sentir, experimentar, cambiar. Aristóteles (384 a.C. 322 a.C.) afirma que “La felicidad depende de nosotros mismos”.
Jhon Locke (1632-1704) dirá más tarde: “Los hombres olvidan siempre que la felicidad humana es una disposición de la mente y no una condición de las circunstancias”. Se puede estar o no estar de acuerdo con estas afirmaciones, pero como sugiere Locke, el peso de la balanza está del lado de la mente, de la capacidad humana de razonar y no de las circunstancias. No dejar de tomar en cuenta -decía el mismo Locke- que, a veces, el empeño por justificar un punto de vista personal no conduce sino a un mayor alejamiento de la realidad. Dar la espalda a la realidad no es efectivo ni compatible con una felicidad que obtienes a partir de lo que haces.
Es innegable que sobre este tema no hay una sola teoría sino varias. Tantos caminos como personas, como dice Buda: el recorrido a nuestra meta, lo que hacemos, lo que llegamos a ser y en lo que nos convertimos durante nuestro trayecto vital es lo que nos aproxima a la felicidad. Los caminos personales no deberían ser juzgados pues, los aciertos y desaciertos hemos de comprender que son los que nos forman y nos han traído hasta donde hemos llegado por el momento, es decir, si nos sentimos satisfechos con el camino recorrido es porque depende de nosotros, son nuestros pasos. Ser feliz es una decisión del individuo y no necesariamente la infelicidad es una imposición de las circunstancias.
Felicidad vs alegría
Pudiera parecer contradictorio que en momentos de desánimo o tristeza se pueda ser feliz. Diferenciemos un poco la alegría y la felicidad. Son situaciones distintas. La felicidad está por encima de la alegría, una alegría es una emoción o bienestar pasajero que puede colmar los sentidos, pero eventualmente termina, no se mantiene con la misma estabilidad que la felicidad. La felicidad es una constante que se relaciona con el trabajo que hacemos, los servicios que prestamos, los afectos que compartimos con otros, las decisiones tomadas. La felicidad es un estado de conocimiento, algunos lo llaman lucidez mental porque comprendemos donde estamos ubicados y nos sentimos satisfechos y en dicha, con nuestras decisiones o propósitos, independientemente del recorrido que hayamos hecho, siempre y cuando nos acerquemos a nuestras metas. Podrán existir momentos de alegría y tristeza como parte de la vida, pero la felicidad es la parte segura y estable, el hacer, el mantenerte en movimiento productivo. William James (1842-1910) decía: “Eres tú con tu forma de hablarte, cuando te caes, el que determina si te has caído en un bache o en una tumba”. Obviamente si no decides ser feliz o no sabes qué puedes decidir, podrías vivir en desdicha y triste indefinidamente.
Propósito
Así como entender que la felicidad es importante, respetar nuestro propósito también lo es. Para esto podemos utilizar muchas herramientas, por ejemplo el IKIGAI, pero lo que me gustaría destacar es que el propósito debe estar claro para cada uno, pues el propósito es el que marcará la dirección de nuestro camino, sin rumbo es difícil ser felices y conocer la estabilidad. En griego, la palabra propósito y elección significan lo mismo, son sinónimos. Aristóteles habla de propósito como intención, plan, resolución, normas de vida.
Ser feliz con lo que se hace es importante, porque es el camino hacia las metas que nos plateamos. En la vida hay momentos de emociones diversas. En el trabajo también ocurren y pueden ser pasajeras, porque no siempre podemos elegir, por ejemplo, donde trabajar. Muchas veces podemos sentirnos muy alegres o tristes con lo que hacemos, pero no es motivo para ser infelices, así como estar alegres no es motivo para permanecer en un trabajo, sino más bien ser conscientes de que forma parte de nuestros propósitos y metas. Lo que hacemos a diario debe, en alguna medida, acercaros a nuestras metas. Eso determina nuestra felicidad, en mi opinión, y si estas actividades no acercan de la forma o a la velocidad que queremos a una meta, podemos hacer otras elecciones, ser conscientes de que eventualmente podemos cambiar algo de esa realidad y eso es elegir ser feliz racionalmente. La mejor actitud que podemos tener para afrontar una realidad es analizarla y tratar de cambiar lo que haya que cambiar.
Bien sea si eres emprendedor, planeas serlo o un trabajador, es importante sentirse satisfecho con lo que se hace, gran parte de nuestra vida se la dedicamos al trabajo, ese es un hacer, que influye directamente en nuestra felicidad, por eso es fundamental que lo que hacemos esté en línea con nuestro propósito de vida.
“Quien tiene un porqué para vivir, encontrará casi siempre el cómo.”
Friedrich Nietzsche
Por Ing. Jonathan Pereira